En el marco del Programa Comunidad Gemma, se llevó a cabo el taller “Comunicación y humor”, una experiencia que invitó a mirar nuestras formas de comunicarnos desde un lugar diferente: el del disfrute, la risa y la conexión genuina. A cargo de Manuela Da Silveira y Magdalena Pereira Vecino, la propuesta combinó herramientas teóricas con dinámicas vivenciales para experimentar cómo el humor puede ser un recurso poderoso al servicio de la transformación personal y organizacional.
¿Qué pasa si ponemos el humor al servicio de nuestros procesos organizacionales? La pregunta que motivó el encuentro abrió un espacio cercano, distendido y profundamente humano, donde el intercambio fluyó con naturalidad y cada risa se convirtió en puente.
“Desde el momento de presentarnos ya aparece esa sintonía con aquello que nutre el ánimo”, compartió Manuela. “Se generó un espacio cálido que nos confirmó que cuando convocamos desde el humor nos predisponemos a conectar con aquello que nos alegra y distiende».
Las facilitadoras destacaron la apertura y la sensibilidad de quienes participaron. Hubo quienes se animaron a traer sus historias personales, sus referentes de humor y las emociones que colorean su día a día. Eso permitió habilitar una conversación rica, segura y nutritiva, donde el aprendizaje emergió desde la vivencia.
Para Magdalena, el taller fue una oportunidad para integrar saberes y ponerlos al servicio de una cultura de bienestar:
“El humor como herramienta abre puertas, expande la creatividad y genera liviandad en procesos complejos de cambio».
Uno de los momentos más recordados fue la aparición del personaje Dolores, que desde el juego y la exageración, permitió hablar de nuestros desafíos laborales desde otro lugar. Reírnos de nosotras/os mismas/os, validar el error y ensayar nuevas formas de comunicar: eso también es construir sostenibilidad.
La experiencia dejó un aprendizaje claro: el humor no es lo opuesto al profesionalismo, sino un aliado para que la comunicación interna sea más clara, efectiva y humana. Puede ser esa puerta que nos permite llegar al otro con más liviandad, escucharnos mejor y construir vínculos de confianza.
“Me llevo la certeza de que el humor puede estar al servicio de los procesos de transformación empresarial”, dijo Manuela.
“Me impulsa a seguir acercándome al humor como energía creativa y colaborativa”, sumó Magdalena.
Desde Gemma, celebramos estos espacios que nos permiten mirarnos con afecto, crear desde la autenticidad y seguir construyendo comunidades de trabajo donde el desarrollo humano esté en el centro.
Algunos testimonios de participantes:
Este taller se realizó en el marco del Programa Comunidad de Gemma, un espacio que promueve el aprendizaje compartido y colectivo, ofreciendo herramientas prácticas y contenidos actualizados que inspiran a quienes son parte de nuestra comunidad.
El nuevo programa busca impulsar la colaboración, fomentar el desarrollo continuo y generar un impacto positivo tanto en las dinámicas de los equipos como en cada una de las personas que son parte.
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